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Cuando Jeison Aristizábal se convirtió en Héroe del Año de CNN en 2016 –el primero de América Latina– compartió un poderoso mensaje para los jóvenes con discapacidades y sus familias.
“Quiero decirte que sí se puede. Puedes soñar y puedes hacer realidad tus sueños”, afirmó.
Al crecer con parálisis cerebral en una de las zonas más pobres de Cali, Colombia, Aristizábal se esforzó por desafiar las expectativas de la sociedad. Ha dedicado su vida a brindar terapia, educación y apoyo a otros jóvenes con discapacidades en su comunidad para que puedan desarrollar su potencial.
Desde 2016, su organización, Asodisvallese ha expandido dramáticamente, abriendo aún más puertas de oportunidades para aquellos a quienes ayuda.
Con el dinero del premio y las donaciones, Aristizábal y su organización compraron el terreno donde construyeron un centro de rehabilitación mucho más grande, equipado con nuevas tecnologías y más instrumentos médicos para todas las necesidades de los niños. Pasaron de ayudar a unos 400 jóvenes a más de 1.000 hoy, afirmó.
Además de terapias especializadas, su centro ofrece a los estudiantes educación gratuita y una variedad de programas, que incluyen danza, deportes y música. Los estudiantes mayores también pueden aprender habilidades laborales.
Aristizábal no sólo amplió su organización sin fines de lucro, sino que también se inspiró para convertirse en abogado y se graduó de la facultad de derecho hace tres años.
«Me di cuenta de que el mundo necesita más personas que defiendan los derechos de las personas con discapacidad», dijo. “Mi objetivo es ayudar a cambiar las leyes de este país para que las personas con discapacidad tengan más oportunidades”.
Este héroe del año de CNN ayuda a niños con discapacidades a desafiar las expectativas
Este año él y su fundación hicieron realidad otro gran sueño: construir una universidad. Inspirada por un grupo de estudiantes mayores del programa, la organización comenzó su construcción hace dos años.
“Hoy tenemos la primera universidad para jóvenes con discapacidad de América Latina”, afirmó.
Ahora en su primer año, con 300 estudiantes matriculados, la universidad ofrece una amplia gama de cursos, que incluyen programación informática, tecnología 3D, diseño gráfico e idiomas. Los estudiantes también pueden aprender habilidades en artes culinarias, carpintería, música y confección.
“Cuenta con todo el equipamiento para que las personas con discapacidad puedan estudiar de manera accesible”, dijo Aristizábal. “Tenemos tecnología ocular, por ejemplo. Quienes no pueden mover las manos o los pies utilizan las computadoras con los ojos”.
Aristizábal dice que el objetivo no es sólo ayudar a los estudiantes a lograr una educación universitaria, sino también prepararlos para el empleo para que puedan unirse a la fuerza laboral, convertirse en proveedores de sus familias y contribuir en una variedad de campos.
“La fundación está cambiando el concepto de la palabra ‘discapacidad’, entendiendo que pueden, que son capaces”, afirmó.
Los jóvenes que inspiraron la idea de la universidad, dice Aristizábal, comenzaron aprendiendo a ser panaderos en la fundación. Ahora trabajan en una planta local de fabricación de alimentos.
“Antes, sus familias los veían como si no pudieran hacer mucho”, dijo. “Hoy tienen trabajo, tienen salario. Ellos son los que ponen comida en la mesa».
En última instancia, Aristizábal quiere mostrarle al mundo lo que cualquiera puede lograr si tiene la oportunidad.
“Jeison es un modelo a seguir para nosotros”, dijo Ayleen, quien comenzó en la fundación cuando tenía 4 años y planea inscribirse en la universidad el próximo año para convertirse en maestra. “Nos mostró que no hay limitaciones, ni discapacidades, nada que nos impida alcanzar nuestros sueños”.